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Redes sociales

Las redes sociales y la manipulación de la libertad
Foto: Redes sociales - Manipulación ciudadana Al Día

· Cómo Twitter manipula la información. Un nuevo concepto de comunicación nació con las redes sociales y con ella una serie de perjuicios para las libertades ciudadanas.



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27/10/2025 ― No se puede negar la enorme importancia que tienen hoy en día las redes sociales. Su inmediatez y su capacidad para difundir cualquier noticia ―incluso las falsas― las han convertido en un fenómeno global. Sin embargo, esta modalidad de comunicación no está exenta de vicios ni de aspectos dañinos para la sociedad.
El principal factor negativo es la manipulación social que pueden ejercer los propios CEO de las plataformas, alterando la percepción de la realidad entre los ciudadanos con la consiguiente pérdida de libertad individual y colectiva.



Artículos sobre redes sociales



La primera red social que cayó de lleno en este tipo de mala praxis fue Twitter, muy por delante del resto. Afortunadamente, parece que los usuarios empezaron a ser conscientes de ello. Los más listos abandonaron Twitter; los más tontos siguieron en Twitter; y los más tontos de los tontos, cuando Twitter les suspendió la cuenta, se abrieron otra. Y así continuaron alimentando a su enemigo.



Aspectos negativos de las redes sociales



Quizá no te hayas parado a pensar por qué las redes sociales pueden ser tan perjudiciales para la libertad de los ciudadanos.
Imagina por un momento que surge una noticia incómoda para el Gobierno. Los medios tradicionales deciden no publicarla, y además, las redes sociales la ocultan. El resultado es que esa información pasa desapercibida, no genera debate ni reacción social. Y si una noticia no se ve, no existe. Eso, precisamente, es manipulación social.



La manipulación social de las redes sociales


Un ejemplo especialmente evidente fue el de las caceroladas en la pandemia contra el Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez en mayo de 2020. Día tras día, la protesta se extendía por distintas ciudades de España. La gente se organizaba por Twitter: muchos veían que «cacerolada» era trending topic ―TT―, entraban en los hilos, se informaban y se animaban a participar, creando un auténtico efecto viral. El movimiento crecía tanto que el Gobierno exigió a Twitter que silenciara el tema, y así fue. Aunque las caceroladas continuaron durante un tiempo, el asunto fue invisibilizado: los tuits dejaron de mostrarse en los hilos, desaparecieron del listado de TT, y al no tener presencia pública, el movimiento se desinfló. La manipulación surtió efecto.



El caso de las caceroladas fue tan descarado que debería haber provocado una huida masiva de usuarios —al menos de los liberales— fuera de Twitter. Pero no ocurrió. La mayoría siguió allí, sin ser consciente de la constante manipulación a la que estaban sometidos. Por eso puedo afirmar, sin dudarlo, que la sociedad civil aún no es el quinto poder. Ni siquiera el último.



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Consecuencias negativas de usar habitualmente las redes sociales



Adicción y dependencia emocional


Las redes sociales están diseñadas para enganchar. Utilizan mecanismos psicológicos similares a los de una máquina tragaperras: cada notificación, «me gusta» o comentario activa la dopamina, el neurotransmisor del placer.
Con el tiempo, el cerebro se acostumbra a esa dosis constante de gratificación inmediata, y el usuario necesita cada vez más interacción para sentirse bien.
Esta adicción puede generar ansiedad, insomnio y una continua sensación de vacío cuando no se recibe atención o reconocimiento social.



Pérdida de concentración y productividad


El uso constante de redes interrumpe la capacidad de mantener la atención durante periodos prolongados.
Cada notificación o vistazo rápido al móvil fragmenta el pensamiento, impidiendo entrar en lo que se conoce como estado de flujo, necesario para el trabajo profundo y la creatividad.
Como consecuencia, la mente se vuelve más dispersa y superficial: se lee más, pero se comprende menos.



Manipulación y control de la información


Las plataformas deciden qué se ve y qué no se ve. Los algoritmos priorizan ciertos contenidos ―según intereses políticos, económicos o ideológicos― y silencian otros.
Esto no solo altera la percepción de la realidad, sino que condiciona el pensamiento colectivo, favoreciendo gobiernos, empresas o movimientos concretos.
En la práctica, supone una forma de censura moderna: sin necesidad de prohibir nada, basta con hacerlo invisible.



Polarización y enfrentamiento social


Las redes crean burbujas ideológicas, mostrando a cada usuario solo la información que refuerza sus creencias.
Esto provoca una ilusión de consenso: creer que todo el mundo piensa como uno ―sesgo de información― y una creciente intolerancia hacia las opiniones distintas.
El resultado es una sociedad más polarizada, agresiva y emocionalmente reactiva, donde el diálogo se sustituye por el insulto.



Deterioro de las relaciones humanas


Las interacciones digitales tienden a sustituir a las reales. Con el tiempo, la comunicación cara a cara se reduce, y las relaciones se vuelven más superficiales y narcisistas, centradas en la imagen que se proyecta más que en el vínculo auténtico.
La paradoja es clara: cuanto más «conectados» estamos, más solos nos sentimos.



Pérdida de privacidad y exposición excesiva


Cada acción en redes deja un rastro de datos que las plataformas almacenan y venden. El usuario, muchas veces sin saberlo, regala su intimidad a cambio de unos segundos de visibilidad. Además, la sobreexposición provoca ansiedad, miedo al juicio ajeno y una presión constante por mantener una imagen idealizada de sí mismo.



Distorsión de la realidad y baja autoestima


La mayoría de los usuarios muestran solo los momentos felices, los éxitos o las fotos retocadas. Esto crea una comparación constante y falsa: uno cree que los demás viven mejor, son más atractivos o más exitosos.
A largo plazo, esto afecta la autoestima, fomenta la insatisfacción y puede derivar en depresión o ansiedad social.



Así lo pienso y así lo digo ― Juan Vicente Santacreu



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Consejos:

2110 - Secado natural lento es importante. Deja que el horno se seque de forma suave al aire libre durante unos días o semanas, dependiendo del clima.


♦ Algunos datos más ►

Las redes sociales nacieron como una promesa de libertad y comunicación global, pero han terminado convirtiéndose en un arma de doble filo. Han cambiado nuestra forma de informarnos, de pensar y de relacionarnos, pero también han erosionado nuestra capacidad de discernir, de concentrarnos y, en muchos casos, de ser libres. Porque cuando una plataforma decide qué vemos, qué opinamos o incluso cómo nos sentimos, ya no hablamos de comunicación, sino de control.





El problema no es la tecnología en sí, sino el uso que se hace de ella y la dependencia emocional que genera. Las redes pueden ser una herramienta valiosa si se usan con criterio, pero destructiva si se convierten en el centro de nuestra atención y autoestima. Tal vez haya llegado el momento de recuperar el silencio, la lectura y el pensamiento propio. De volver a mirar el mundo real, ese que ningún algoritmo puede censurar ni manipular.



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